Ripollet ya sufre en servicios sanitarios y educativos el absurdo soberanista.

Ripollet ya sufre en servicios sanitarios y educativos el absurdo soberanista.


Los soberanistas dan titulares todos los días pero así no crean camas de hospital ni aulas para la escolarización secundaria pública. Qué fácil y rentable es criticar al Partido Popular mientras el soberanismo ocupa portadas,  C’s sillones parlamentarios y así dirigen Ayuntamiento y Generalitat como estando de vacaciones pagadas. Los presupuestos y decisiones que hacen creíble un estado sin mayorías son responsabilidad de todos. Las camas de hospital que faltan en nuestra comarca no llegarán  del circo soberanista en Bruselas. Las declaraciones “testimoniales” y el postureo no dicen a quien exigirle aulas para Ripollet. Las promesas incoherentes de los partidos ganadores en las autonómicas son hoy la principal frustración de cada vecino enfermo, padre de menores a escolarizar o de los que están buscando trabajo. Nadie duda que el que tiene boca se equivoca y el que gobierna, aún más. Es la condición humana. Pero los vecinos vemos cómo el mandato de las urnas de poner de acuerdo diferentes posturas por el bien común se ha traducido de forma interesada sólo en criticar al PP.
Los diarios y la historia informan de las tragedias humanas dónde llega la intolerancia soberanista y la inacción contra ella. Esa inacción incoherente de C’s que deja sin voz a los votantes no independentistas que esperaban al menos acción contrarrestando el disparate secesionista que aleja de Catalunya empresas y turistas.
En Ripollet no sólo no somos ajenos a todo esto sino que lo sufrimos ya cada familia. El trabajo un bien escaso. Oír hablar del Taulí nos pone el cuerpo malo. Esto es el fruto de menospreciar la convivencia que nos dejaron nuestros mayores tras años de hambruna y privaciones. Esta realidad llega también a nuestra oficina de atención ciudadana del PP de Ripollet e intentamos contrarrestar trasladando las quejas y reclamando públicamente “seny” y compromiso activo por el bien de todos los vecinos.